Hoy tomo este espacio para hablar de mí, así que bostecen de una vez y acomódense porque a partir de ahora me pondré “sentimental”…. De muy pequeño, dígase, a los 3 ó 4 años de edad, decidí que mi vocación iba a ser la de “fenómeno” de circo, por alguna razón me gustaba la idea de ser diferente a todos los demás, estar encerrado en una habitación pequeña y oscura, y que la gente se asombrará al conocerme. Todo lo que me rodeaba era tan emocionante y mi modelo a seguir: el incomprendido personaje “Animal” de los Babies Muppets. Un tercio de vida después, dígase a los 5 ó 6 años de edad, decidí que mi verdadera vocación era la de “palontólogo” (palabra infantil para expresar paleontólogo), es decir, quería ser experto en palos, ramas, ocote, leña y de ser posible buscador de huesos de dinosaurio enterrados bajo mi casa, deseaba recorrer el Amazonas y luchar contra la mítica Anaconda y la Lechuza Gigante que se lleva a los niños mal portados, pero al mismo tiempo quería tener la profesión de El Principito, porque me fascinaba la idea de habitar un planeta para mí solo, así que solía ponerme una batita color azul con bordes rojos, tomar una lupa y pararme sobre un block de concreto hasta quedar totalmente agotado de aburrimiento. En el lapso de los 7 a 9 años de edad, quise ser Rambo, Rocky, Centurión, Astronauta, Soldado de Plomo, Largo (el de la familia Adams), etc., sin embargo, un día, sin mayor motivo tomé la engrapadora de la casa, tijeras, lápices, plumas, marcadores subrayadores y hojas de papel bond tamaño oficio, todo lo ordené meticulosamente sobre una mesita y comencé a redactar contratos para que mi papá me diera dinero para comprar algún juguete, creo que a partir de ese momento el dios egipcio Thot (dios de los escribas y la comunicación), decidió subirme en sus hombros y mostrarme el mundo de la Abogacía y el Notariado pero sobre todo el poder de la escritura y la comunicación.
Ya de adolescente, decidí recorrer el universo y para el efecto, tomé el propósito de convertirme en un talentoso ingeniero nuclear y descubrir un nuevo combustible que me permitiera volar más rápido que la luz y así alcanzar Naboo, Tatooine y todos los demás planetas mencionados en la Guerra de las Galaxias. Creo que esa necesidad de conocer el infinito y elevarme más allá del cielo, me llevó a la decisión de que un viaje físico hacía los confines del universo era algo poco posible y que la única forma de conocer el Todo era a través de la religión, así que decidí que mi vocación era la de sacerdote. Concurrí fervientemente a retiros espirituales, misas, y charlas de jóvenes con “vocación”, y de vez en cuando tuve uno de esos arranques de euforia que me permitía comprender el significado de todo lo que me rodeaba desde los ojos de la Biblia, sin embargo, en este punto de mi vida (16 años), tuve por decirlo de alguna manera, una revelación tal vez divina, consistente en un destello de luz que le dijo a mi subconsciente que mi vocación no era la de hombre religioso, sino la de un hombre más útil y activo en la sociedad. Tomé todos mis catecismos y los guardé en una caja para siempre. Mi instinto vocacional había claudicado y en ese punto, nuevamente Thot apareció frente a mí, pero ahora en vez de subir yo a sus hombros, él se posó sobre los míos y me aconsejó. Decidí estudiar las profesiones de Abogado y Notario.
Mi pasó por la Universidad fue sin pena ni gloria, sin embargo, mi vocación siempre osciló entre vivir de lleno el mundo legal y por otro el de la literatura, al final decidí dedicarme más a lo primero, pero sin perder nunca mi interés por lo segundo. Durante cierto tiempo, compartí con un grupo de amigos intereses literarios, organizamos algunas actividades tomando como estandarte la poesía, por qué sí ¡oh sorpresa! yo quería ser poeta, pero al final me aburrí de todo eso y decidí jubilarme prematuramente de una posible carrera literaria que nunca realmente comenzó, porque para mí los poemas se escriben con la vida no con lapiceros. Obtuve los títulos profesionales de Abogado y Notario, pero previo a hacerlo, durante la preparación de mis exámenes profesionales, soñé con vocaciones tan dispares como la de ser un pordiosero trotamundos, que gozaba de contarle a todo el mundo que en su “vida pasada” fue Abogado; hasta la de volverme un mítico Dj de Goa Trance, sin siquiera tener el más mínimo conocimiento musical. Cuando ansiás la libertad podés ser lo que querrás y aprender de ello sin siquiera tener necesidad de hacerlo realmente, fue lo que aprendí durante esa etapa de mi vida.
Ahora Thot me señala algo nuevo y creo que por fin definitivo, mi verdadera vocación es: VIVIR.
Ya de adolescente, decidí recorrer el universo y para el efecto, tomé el propósito de convertirme en un talentoso ingeniero nuclear y descubrir un nuevo combustible que me permitiera volar más rápido que la luz y así alcanzar Naboo, Tatooine y todos los demás planetas mencionados en la Guerra de las Galaxias. Creo que esa necesidad de conocer el infinito y elevarme más allá del cielo, me llevó a la decisión de que un viaje físico hacía los confines del universo era algo poco posible y que la única forma de conocer el Todo era a través de la religión, así que decidí que mi vocación era la de sacerdote. Concurrí fervientemente a retiros espirituales, misas, y charlas de jóvenes con “vocación”, y de vez en cuando tuve uno de esos arranques de euforia que me permitía comprender el significado de todo lo que me rodeaba desde los ojos de la Biblia, sin embargo, en este punto de mi vida (16 años), tuve por decirlo de alguna manera, una revelación tal vez divina, consistente en un destello de luz que le dijo a mi subconsciente que mi vocación no era la de hombre religioso, sino la de un hombre más útil y activo en la sociedad. Tomé todos mis catecismos y los guardé en una caja para siempre. Mi instinto vocacional había claudicado y en ese punto, nuevamente Thot apareció frente a mí, pero ahora en vez de subir yo a sus hombros, él se posó sobre los míos y me aconsejó. Decidí estudiar las profesiones de Abogado y Notario.
Mi pasó por la Universidad fue sin pena ni gloria, sin embargo, mi vocación siempre osciló entre vivir de lleno el mundo legal y por otro el de la literatura, al final decidí dedicarme más a lo primero, pero sin perder nunca mi interés por lo segundo. Durante cierto tiempo, compartí con un grupo de amigos intereses literarios, organizamos algunas actividades tomando como estandarte la poesía, por qué sí ¡oh sorpresa! yo quería ser poeta, pero al final me aburrí de todo eso y decidí jubilarme prematuramente de una posible carrera literaria que nunca realmente comenzó, porque para mí los poemas se escriben con la vida no con lapiceros. Obtuve los títulos profesionales de Abogado y Notario, pero previo a hacerlo, durante la preparación de mis exámenes profesionales, soñé con vocaciones tan dispares como la de ser un pordiosero trotamundos, que gozaba de contarle a todo el mundo que en su “vida pasada” fue Abogado; hasta la de volverme un mítico Dj de Goa Trance, sin siquiera tener el más mínimo conocimiento musical. Cuando ansiás la libertad podés ser lo que querrás y aprender de ello sin siquiera tener necesidad de hacerlo realmente, fue lo que aprendí durante esa etapa de mi vida.
Ahora Thot me señala algo nuevo y creo que por fin definitivo, mi verdadera vocación es: VIVIR.
5 comentarios:
También, en algún momento de tu vida de chiquito, pediste "mosna"... :*
"Cuando ansiás la libertad podés ser lo que querrás y aprender de ello sin siquiera tener necesidad de hacerlo realmente"
Muy cierto, gracias por ponerlo en palabras. :D
En cuanto a las vocaciones, hoy en día pienso que vivir es la respuesta definitiva para mí, pero te doy unos ejemplos de mis vocaciones antiguas. :D
La lista empieza a los 4 anos, en la guardería (antes de eso mi vocación era ir a la guardería :D, y ser mago) . Allí quería ser maestra, que luego cambió a profesora de primaria, de colegio, y luego de universidad. También a eso de los 6 quería ser cantante, bailarina y pianista. :D Luego aprendí a leer y escribir, y empezó ese deseo tenaz de ser escritora, a pesar de que todo lo bueno que he podido escribir en mi vida ha sido poesía siempre...
De los 11 a los 16 me sentí muy atraída a la vida solitaria de las monjas y hermitanas, aunque a la vez también tenía deseos en mi por el extremo contrario. :D
Por un tiempo breve, durante la universidad, quería ser poeta y traductora.
Últimamente, por un par de meses me interesaba muchísimo la orfebrería.
:D
Más o menos eso, pero cada vez que me pongo a pensar sobre este tema, se me ocurre algo más. :)
Anónimo: El "mosna" es una vocación que muy pocas personas conocen, y así seguirá, porque quien lo sepa es porque está en el Salón de la Fama de mis personas favoritas. Un fuerte abrazo ;D.
J:
Me ancanta el cambio vocacional que has tenido con el tiempo. Ya quiero ver cuáles serán tus nuevos llamados. Te mando un abrazo muy pero muy fuerte. Szeretlek, czók.
José Gerardo:
;D
Én is szeretlek. :D Csók!!!!!
persona favorita siempre... abrazo de vuelta
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