jueves, 18 de junio de 2009

IDEAS QUE VIENEN CON EL MOMENTO.

***
Escribir sobre la “hoja en blanco” es un síntoma de mi resfriado creativo, es mi excusa cortés para decir que hoy las palabas decidieron no levantarse de la cama. Escribir sobre la “hoja en blanco” es mi expresión más desesperada que trata de enfrentar la angustia de no decir nada. Está “hoja casi en blanco” alienta mi compromiso de ser escuchado aún cuando sea el silencio mi lenguaje.

***
Hay días que definitivamente no deberían serlo, por ellos sería buena idea, a manera venganza, que en las hojas de calendario a la par del día se tuviese un espacio en blanco entre comillas: Jueves 18 “fangoso, truculento, desabrido, pegajoso, inflamado, porquería, jueves del nabo”. Si descuento estos días de mi vida ¿qué edad tengo realmente?.

***
Hoy necesito ser abrazado, no por falta de cariño, sino por necesidad de sentirme alguna vez anclado en un punto fijo y eterno.

***
Los ladridos de los perros en la madrugada son realmente los balbuceos de los corazones adormecidos que desean callar el inevitable temor que regresa con el día.

jueves, 11 de junio de 2009

MI VOCACIÓN ES...


Hoy tomo este espacio para hablar de mí, así que bostecen de una vez y acomódense porque a partir de ahora me pondré “sentimental”…. De muy pequeño, dígase, a los 3 ó 4 años de edad, decidí que mi vocación iba a ser la de “fenómeno” de circo, por alguna razón me gustaba la idea de ser diferente a todos los demás, estar encerrado en una habitación pequeña y oscura, y que la gente se asombrará al conocerme. Todo lo que me rodeaba era tan emocionante y mi modelo a seguir: el incomprendido personaje “Animal” de los Babies Muppets. Un tercio de vida después, dígase a los 5 ó 6 años de edad, decidí que mi verdadera vocación era la de “palontólogo” (palabra infantil para expresar paleontólogo), es decir, quería ser experto en palos, ramas, ocote, leña y de ser posible buscador de huesos de dinosaurio enterrados bajo mi casa, deseaba recorrer el Amazonas y luchar contra la mítica Anaconda y la Lechuza Gigante que se lleva a los niños mal portados, pero al mismo tiempo quería tener la profesión de El Principito, porque me fascinaba la idea de habitar un planeta para mí solo, así que solía ponerme una batita color azul con bordes rojos, tomar una lupa y pararme sobre un block de concreto hasta quedar totalmente agotado de aburrimiento. En el lapso de los 7 a 9 años de edad, quise ser Rambo, Rocky, Centurión, Astronauta, Soldado de Plomo, Largo (el de la familia Adams), etc., sin embargo, un día, sin mayor motivo tomé la engrapadora de la casa, tijeras, lápices, plumas, marcadores subrayadores y hojas de papel bond tamaño oficio, todo lo ordené meticulosamente sobre una mesita y comencé a redactar contratos para que mi papá me diera dinero para comprar algún juguete, creo que a partir de ese momento el dios egipcio Thot (dios de los escribas y la comunicación), decidió subirme en sus hombros y mostrarme el mundo de la Abogacía y el Notariado pero sobre todo el poder de la escritura y la comunicación.

Ya de adolescente, decidí recorrer el universo y para el efecto, tomé el propósito de convertirme en un talentoso ingeniero nuclear y descubrir un nuevo combustible que me permitiera volar más rápido que la luz y así alcanzar Naboo, Tatooine y todos los demás planetas mencionados en la Guerra de las Galaxias. Creo que esa necesidad de conocer el infinito y elevarme más allá del cielo, me llevó a la decisión de que un viaje físico hacía los confines del universo era algo poco posible y que la única forma de conocer el Todo era a través de la religión, así que decidí que mi vocación era la de sacerdote. Concurrí fervientemente a retiros espirituales, misas, y charlas de jóvenes con “vocación”, y de vez en cuando tuve uno de esos arranques de euforia que me permitía comprender el significado de todo lo que me rodeaba desde los ojos de la Biblia, sin embargo, en este punto de mi vida (16 años), tuve por decirlo de alguna manera, una revelación tal vez divina, consistente en un destello de luz que le dijo a mi subconsciente que mi vocación no era la de hombre religioso, sino la de un hombre más útil y activo en la sociedad. Tomé todos mis catecismos y los guardé en una caja para siempre. Mi instinto vocacional había claudicado y en ese punto, nuevamente Thot apareció frente a mí, pero ahora en vez de subir yo a sus hombros, él se posó sobre los míos y me aconsejó. Decidí estudiar las profesiones de Abogado y Notario.

Mi pasó por la Universidad fue sin pena ni gloria, sin embargo, mi vocación siempre osciló entre vivir de lleno el mundo legal y por otro el de la literatura, al final decidí dedicarme más a lo primero, pero sin perder nunca mi interés por lo segundo. Durante cierto tiempo, compartí con un grupo de amigos intereses literarios, organizamos algunas actividades tomando como estandarte la poesía, por qué sí ¡oh sorpresa! yo quería ser poeta, pero al final me aburrí de todo eso y decidí jubilarme prematuramente de una posible carrera literaria que nunca realmente comenzó, porque para mí los poemas se escriben con la vida no con lapiceros. Obtuve los títulos profesionales de Abogado y Notario, pero previo a hacerlo, durante la preparación de mis exámenes profesionales, soñé con vocaciones tan dispares como la de ser un pordiosero trotamundos, que gozaba de contarle a todo el mundo que en su “vida pasada” fue Abogado; hasta la de volverme un mítico Dj de Goa Trance, sin siquiera tener el más mínimo conocimiento musical. Cuando ansiás la libertad podés ser lo que querrás y aprender de ello sin siquiera tener necesidad de hacerlo realmente, fue lo que aprendí durante esa etapa de mi vida.

Ahora Thot me señala algo nuevo y creo que por fin definitivo, mi verdadera vocación es: VIVIR.

lunes, 1 de junio de 2009

NUEVOS DERECHOS HUMANOS: PROPUESTA DESDE UN LADO X


Toda mi vida he crecido escuchando que los Derechos Humanos por aquí, que los Derechos Humanos por allá, cuántas cosas no se han dicho, cuántos tratados y cuerpos normativos no se han elaborado, intentando agotar este tema, delimitando de esa manera qué principios y valores pueden ser Derechos Humanos y cuáles no, estableciendo enumeraciones muy evidentes como: “son Derechos Humanos la vida, libertad, seguridad, igualdad, justicia, paz, desarrollo, trabajo, cultura, salud, educación, emisión del pensamiento, propiedad privada, asociación, etc.”; sin embargo, en ningún libro, ni cuerpo legal he visto que se mencione tan siquiera a manera de referencia derechos que desde cualquier punto de vista son absolutamente humanos y sin los cuales no seríamos lo que somos:

1) Derecho a equivocarse.
2) Derecho a la imperfección.
3) Derecho a la estupidez.
4) Derecho al borrón y cuenta nueva.
5) Derecho al mal gusto.
6) Derecho a la ignorancia.
7) Derecho a tener sentido del humor.
8) Derecho a la incongruencia.
9) Derecho a la locura.
10) Derecho al sentimentalismo.
11) Derecho a la cursilería.

Estoy seguro que si un teórico leyera esta entrada pegaría el grito al cielo, ya que mi propuesta de reconocer nuevos derechos humanos carece de cualquier “fundamento filosófico”, sin embargo, yo me fundamento en la IMPERFECCIÓN que es tan inherente al ser humano que la vida, libertad, justicia y verdad perderían mucha gracia sin su existencia.

Amigos, les invito a que propongan nuevos derechos humanos, y puede que nuestra propuesta cobre fuerza y más adelante hasta podamos hacer una declaración universal.

(Imagen tomada de www.google.com)